viernes, 29 de noviembre de 2013

esperando el colectivo

- Volame los sesos, dale! hoy no tengo ganas de ir a trabajar
Con el fierro helado en la cien escucho como me retumba la caja de carne que parece estar vacía
- dale! que estoy apurada!
Cuando sus ojos encontraron los míos (sin querer) todo se congeló. Y lo que siguió fue pura ternura: el cabello fue desprendiéndose de él y cayendo en cámara lenta, como si ya no le perteneciera. Su ropa (no recuerdo más que eso, que era ropa) se desvaneció y se hizo parte del suelo. La piel (dudo sea piel) como vela enardecida, fue derritiéndose.. (sentí su tibio en la planta de mi pie descalzo)
no hubo más ojos para mirar
ya se fue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario