se le fue quemando el pellejo hasta que el dolor se convirtió en anestesia.
ahí, por la linea de las vértebras, no se le parecía mas que a una serpiente rostizada
El fuego evaporó todo lo que se le pareciera a la humedad, por eso las lágrimas vamos a imaginarlas.
La necrosidad de las uñas y tendones como si ya estuviera muerto.
pero no: el corazón bombea como nunca, pintando de a poco el suelo de madera como un tacho de pintura derramada. las pupilas dilatadas, percibiéndolo todo y más.
inútil hablar de la piel
y del amor.
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